Ejercicio y Salud Cardiovascular

Dr. Mauricio Kuri Ayache
Cardiología Intervencionista


En las últimas 4 décadas, numerosos reportes científicos han examinado la relación entre el acondicionamiento físico y la salud cardiovascular. 

Paneles de expertos y diversas organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud, Centers for Disease Control and Prevention (CDC), el Colegio Americano de Medicina del Deporte, la Sociedad Mexicana de Cardiología y la Asociación Americana de Cardiología, han respaldado la evidencia que vincula la actividad física cotidiana con diferentes parámetros de salud cardiovascular. El dato más constante en estos reportes es que las personas con mejor acondicionamiento físico por ejercicio cotidiano tienen menos enfermedad coronaria que las personas sedentarias. En las personas que hacen ejercicio, cuando se desarrolla enfermedad coronaria, esta tiende a presentarse a mayor edad y con menor severidad.

En estados unidos se calcula que hasta 250,000 muertes anuales se atribuyen a la falta de ejercicio. Adicionalmente, estudios que han seguido a grandes grupos de individuos por muchos años han documentado el efecto protector del ejercicio en un número de padecimientos no cardiovasculares como la diabetes, osteoporosis, y cáncer de colon. Por el contrario, se observó mayor incidencia de eventos cardiovasculares y muerte en los individuos con bajos niveles de acondicionamiento físico. Aún cuando el ejercicio se inicia en la edad media se asocia con disminución en la mortalidad.

A pesar de esta evidencia, la mayor parte de los adultos en México permanecen en el sedentarismo; menos de una quinta parte de los mexicanos cumplen con el criterio de la mínima actividad física cotidiana recomendada.

¿Cuáles son los beneficios del ejercicio?

El sedentarismo es uno de los 6 factores de riesgo cardiovascular mayores (junto con hipertensión, diabetes, tabaquismo, obesidad y colesterol elevado). Gran cantidad de evidencia científica muestra que el control de estos factores de riesgo disminuye dramáticamente la probabilidad de tener eventos cardiovasculares como infarto al miocardio e infarto cerebral. 

Así mismo, se reduce también la probabilidad de tener que ser sometido a un procedimiento de revascularización. El ejercicio regular tiene también un efecto favorable en algunos factores de riesgo ya establecidos. Por ejemplo, el ejercicio ayuda a la reducción de peso, puede ayudar a reducir la presión arterial y el colesterol. En pacientes diabéticos la actividad física regular disminuye la resistencia a la insulina y ayuda a controlar la glucosa. 

Si bien, el efecto del ejercicio en un factor de riesgo aislado puede ser discreto, el efecto del ejercicio moderado continuo en el riesgo cardiovascular global cuando se combina con otras modificaciones del estilo de vida (dejar de fumar, nutrición adecuada, apego al tratamiento), puede ser dramático.

¿Cuáles son los efectos del ejercicio en el cuerpo?

Existen numerosos beneficios fisiológicos del ejercicio; 2 ejemplos son la mejoría en la función y fuerza muscular y el aumento de la capacidad de consumir oxígeno (consumo de oxigeno máximo y capacidad aeróbica).

Cuando una persona mejora su capacidad de transportar oxígeno, la actividad física diaria puede ser desarrollada con menor fatiga. Esto es particularmente importante en los pacientes con enfermedad cardiaca cuya capacidad física habitualmente es menor que la de una persona sana.

También se ha demostrado que la actividad física regular mejora la capacidad de los vasos sanguíneos de dilatarse en respuesta al ejercicio o a las hormonas lo cuál se relaciona con una

mejor función vascular y mejor entrega de oxígeno a los tejidos. Estudios que han medido la fuerza y flexibilidad antes y después de programas de ejercicio sugieren que hay una mejora en salud ósea y en la capacidad para realizar actividades así como una menor probabilidad de desarrollar lumbalgia y discapacidad.

Los pacientes con enfermedad cardiaca recién diagnosticada que participan en programas de rehabilitación con ejercicio reportan un regreso a las actividades laborales y cotidianas mas

temprano. Así mismo otros parámetros como la calidad de vida, confianza en sí mismo, estrés y ansiedad también mejoran. Importantemente los investigadores también reportan que los pacientes con infarto al miocardio que se someten a un programa de ejercicios disminuyen la mortalidad en 20 a 25%, lo cual hace al ejercicio una de las herramientas terapéuticas mas importantes para los pacientes con enfermedad cardiaca.

¿Cuánto ejercicio es suficiente?

En 1996 el mayor esfuerzo jamás realizado por demostrar el beneficio cardiovascular del ejercicio, juntó a varias asociaciones internacionales, y con estricto apego a evidencia en su reporte conjunto, declararon que el beneficio cardiovascular del ejercicio ocurre generalmente al realizar 30 minutos de actividad física moderada preferentemente todos los días de la semana. La actividad física moderada se define como aquella actividad similar a caminar a prisa aproximadamente a 4 a 5 kilómetros por hora. Estas actividades podrían incluir a cualquiera de tipo ocupacional o recreacional que sea naturalmente dinámica y de intensidad similar, como andar en bicicleta, nadar y hacer jardinería.

La medida de ejercicio utilizada es conocida como MET que significa equivalente metabólico. 1 MET es la cantidad de energía requerida en reposo, equivalente aproximadamente a 70 calorías por hora. La recomendación de ejercicio por día va de 3 a 6 METs, (aproximadamente 600 a 1200 calorías gastadas por semana). 

¿Cuáles son los riesgos del ejercicio?

Durante el ejercicio existe un riesgo transitorio de tener una complicación cardiovascular. Este riesgo es extremadamente bajo y transitorio. Para un adulto sin enfermedad cardiaca, el riesgo de presentar un evento cardiovascular durante el ejercicio oscila entre 1 en 400,000 y 1 en 800,000 horas de ejercicio. Para pacientes con enfermedad cardiovascular conocida este riesgo es de 1 en 62,000 horas de ejercicio. Conforme la persona se va haciendo de una actividad física regular este riesgo va disminuyendo. Por lo anterior es importante seguir las recomendaciones del médico al momento de iniciar un programa de ejercicio, empezando siempre de menos a más. Es importante mencionar que el riesgo de un evento cardiovascular en una persona sedentaria es cerca de 50veces mayor que el de una persona que se ejercita con regularidad. Dicho de forma simple, los individuos que se ejercitan regularmente tienen mucho menos riesgo de tener problemas cardiovasculares durante el ejercicio que aquellos sedentarios. Por otro lado, contrario a la creencia popular, la mayor parte de los infartos (aprox. 90%) ocurren estando en reposo, no durante el ejercicio.

El ejercicio por lo tanto se considera extremadamente seguro. No obstante, siempre se deberá estar al pendiente de síntomas que se presenten durante el esfuerzo físico; disconfort en el tórax, falta de aire, náusea, mareo, palpitaciones o desmayos. 

En caso de presentar cualquiera de los anteriores es muy importante buscar atención médica a la brevedad.

¿Cómo debo de iniciar si quiero hacer ejercicio?

Primero, si usted tiene enfermedad cardiovascular conocida o tiene más de 45 años y 2 o más factores de riesgo cardiovascular (tabaquismo, hipertensión arterial, obesidad, colesterol elevado o diabetes) deberá de consultar a su cardiólogo antes de empezar un programa de ejercicio.

Claramente, la mayor parte de las personas pueden separar media hora cada día para ejercitarse. Si usted, por alguna razón, no puede separar ese tiempo, busque alternativas para integrar el ejercicio a su vida cotidiana, por ejemplo, usar las escaleras en vez del elevador, caminar en vez de usar carro cuando vaya a un lugar cercano.

Lo más importante es lograr hacer un hábito. Existe muchísima evidencia científica de que el acondicionamiento físico tiene una poderosa influencia en la calidad y la cantidad de vida de las personas.  Reducir el riesgo cardiovascular de la población a través del ejercicio puede tener un enorme impacto en la salud de los mexicanos.